Introducción

La pintura de Berta Lima es una pausa de su inquietud vital, una especie de refugio al que llega para encontrar la reflexión, el análisis y el placer de revertir sobre la superficie del lienzo, su aprehensión de la cotidianidad. Su pequeño oasis en medio del quehacer diario.

Berta pinta el tiempo de su vida, haciéndose valer de una espontánea y ágil pincelada con la que define espacios coloristas y audaces, trasladados desde un interior personal cargado de viveza y vivencias. La inquietud por el conocimiento, por el entendimiento del entorno, el acercamiento a sus seres cercanos y queridos, conforma su universo personal. El color es alegre y dinámico, pero sobre todo, es la vida y la familia. La mancha es espesa y fluye por el lienzo encontrando rápidamente el lugar, manifestando la pulsión creativa que nace desde adentro, conformando obras de gran belleza expresiva que representan en definitiva, su forma de conocer y sentir el mundo.

Sus lienzos, de temáticas variadas, representan aquella vida que es vivida: naturalezas vivas y muertas, escenas familiares que enternecen, temas marinos y paisajes,... Nuevas interpretaciones, a veces ajenas a la realidad visible, donde los elementos naturales adquieren una nueva dimensión, fresca, sorpresiva, curiosa, divertida, apenas planeada; proporciones nuevas que no incomodan y realidades intencionadamente deformadas, que exigen al espectador complicidad. La pintura de Berta es un impulso vital que ansía atrapar el tiempo, subyaciendo su deseo de poder compartirlo con todos.

María Vázquez

La pintura de Berta Lima es intimista y autorreferencial. La introspección se refleja en sus temáticas recurrentes del entorno más próximo y las relaciones afectivas y familiares de la artista.

Entre sus pinturas podemos encontrar desde interiores y bodegones que representan su vida cotidiana, hasta calles, marinas y paisajes de Galicia.

Sergio Ribeiro